Dado del éxito de visitas que tuvo el primer artículo sobre el querulante, hemos revisado y ampliado el anterior artículo.
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La querulomanía, delirio reivindicatorio o litigioso, pleitomanía o procesomanía es la afección o forma clínica derivada de la paranoia por la cual un individuo se siente continuamente ofendido, injuriado y maltratado y, como consecuencia, presenta denuncias, quejas y contenciosos legales en forma escrita constantemente.
¿Qué es un querulante?
El pleitista o querulante, según lo define el psiquiatra González Duro, es un sujeto que “ se siente víctima de una serie de injusticias, pero que no se resigna jamás, sino que defiende sin desmayo sus derechos supuestamente vulnerados, lucha cuanto puede y pleitea incansablemente para que se le reparen los males ocasionados.
Es un paranoico y disocial, tanto por su querulancia activa como por su amoralidad, intentando obligar a los demás a respetar unas normas legales que él mismo no respeta.
En muchos casos, el falso denunciante es perfectamente capaz de denunciar falsamente los delitos que él mismo comete.Se le puede reconocer por los siguientes signos:
¿Cómo reconocer a un querulante?
- Como todo paranoico, proyecta sus culpas y deficiencias sobre los demás. Demanda una réplica inmediata y favorable a lo que plantea.
- No tiene el menor recato en acusar sin pruebas, difamar, insultar, amenazar y denunciar a quien se le ponga por delante.
- Es un activo defensor de su propia causa. Llega incluso a convencer y captar adeptos en su tenaz lucha contra lo que considera una injusticia desde su punto de vista.
- La rebeldía del querulante no se aplaca si no es dando plena satisfacción a sus reivindicaciones, accediendo a lo que pretende.
- Tiene preocupación por “conspiraciones” sin fundamento, de acontecimientos del entorno inmediato o del mundo en general.
- Aunque su rebelión se muestre con aires de oposición al estatus social, en el fondo es una rebelión personal con móviles egocentristas.
- Utiliza todos los medios, incluidas la mentira, la simulación y el manejo de los demás. Nada de lo que haga para lograr sus fines le producirá la menor intranquilidad de conciencia.
En Psiquiatría forense los querellantes se estiman peligrosos porque el sistema delirante es una forma de delirio o manía persecutoria y puede originar conductas violentas cuando el perseguido (querulante) se vuelve perseguidor y por su tendencia a reaccionar y sentirse provocado. Se cree pleno de legitimidad para perturbar el orden público e interferir o demorar la administración de la justicia.
(Artículo escrito por D. Luis Ángel Santa Cruz)