El “mobbing” y el “bulling”. (1ª parte)
El acoso moral (mobbing) es realizado por personas con características perversas que utilizan a quien toman por víctima, como un objeto destinado a satisfacer la propia necesidad de poder.
El acosador no es un enfermo mental. Por el contrario, suelen ser personas con éxito en su carrera profesional y con apariencia de “realización plena” en su vida personal, mediante una carencia de escrúpulos, de sentimientos de culpa y de responsabilidad sobre las consecuencias de sus actos, todo lo que les facilita el abuso de las personas que les rodean, especialmente aquéllas que se encuentran en un lugar de subordinación (familia, grupos de amigos, empresas, etc). También son personas que pueden peligrar su “estatus” por otra que consideran mejor y a la que comienzan a acosar por ese motivo.
Sus estrategias abusivas suelen pasar desapercibidas para quienes están fuera del círculo (abusador/abusado) porque, por un lado el abusador desarrolla una gran habilidad para “mentir y falsear las cosas con gran seguridad”, mientras que las víctimas suelen refugiarse en el silencio bien por temor o vergüenza.
Las victimas del acosador
Las víctimas frecuentemente son personas con una baja autoestima o que se encuentran en momentos de crisis vitales, hombres, mujeres y niños que aparecen como “débiles.
Por eso se muestran frágiles ante acusaciones del tipo “eres un inútil”, “esto está mal hecho”, “no sirves para nada”, “otra vez lo has hecho mal”, “no puedes hacer nada bien”, etc. el objetivo del mobbing es controlar y dominar al otro invadiendo su territorio psíquico. No se trata de reacciones puntuales que implican una descarga de agresividad a causa de situaciones o condiciones de trabajo o una situación determinada en la vida diaria, sino de una firme voluntad de destrucción que persiste en el tiempo de manera invariable.
¿Cuales son las consecuencias más frecuentes de una persona que sufre acoso?
Suelen ser las siguientes:
- Efectos cognitivos e hiperacción psíquica: trastornos de atención y memoria, irritabilidad, ansiedad, depresión, sentimientos de inseguridad…
- Síntomas psicosomáticos de estrés: cefaleas, alteraciones del apetito y trastornos intestinales, lloro, aislamiento.
- Desajustes en el sistema nervioso autónomo: sudoración, ahogos, palpitaciones, hipertensión, etc.
- Indicios desgaste físico producido por estrés continuado: dolores lumbares y cervicales, musculares, etc.
- Trastornos del sueño: Problemas para conciliarlo, insomnio o somnolencia, pesadillas.
- Cansancio y debilidad: desmayos, temblores, fatiga crónica…
Este “mobbing” o acoso, acaba trasladándose a los Juzgados en forma de demanda bien sea laboral o de otro tipo. Puede que, en unos casos dicha demanda sea cierta pero en otros no, siendo estos últimos, ahora, en la actualidad, los más habituales, probablemente por la situación social en la que vivimos, que afecta económicamente a la mayoría de la gente y el temor a la pérdida de trabajo es una constante.
También el motivo de la denuncia viene motivado por envidias o celos hacia alguien del trabajo y, en casos extremos, es un recurso para evitar un despido o salir de la empresa con una sustanciosa indemnización.
2ª parte: El acoso moral (mobbing) en las demandas judiciales
(Artículo escrito por D. Luis Ángel Santa Cruz Simón)